Por qué tu retrato profesional no funciona (y cómo vamos a arreglarlo juntos)
"No soy fotogénico".
Si estás leyendo esto, es probable que esa frase te resulte familiar. Quizás la has dicho tú mismo antes de una foto de equipo, o al ver el resultado de una sesión anterior. Es la excusa universal para justificar por qué nuestra imagen profesional casi nunca está a la altura de nuestra realidad profesional. Permíteme decirte algo con la rotundidad de años de experiencia: ser fotogénico no tiene nada que ver con la genética y todo que ver con el proceso. Un retrato que no funciona no es culpa tuya. Es la consecuencia de un proceso inexistente. De un fotógrafo que se limita a poner una luz, pedir una sonrisa y apretar un botón. El resultado es siempre el mismo: una imagen vacía, una pose incómoda, un extraño con tu cara. Mi trabajo es precisamente el contrario. No busco la foto, busco el retrato. Y para eso, he desarrollado un método de trabajo real, tangible y colaborativo.
Paso 1: La Conversación. Definimos tu "Porqué". Antes de encender una sola luz, tenemos que encender las ideas. Todo empieza con una conversación, una sesión estratégica donde te haré preguntas que quizás nadie te ha hecho antes sobre tu imagen:
- ¿Quién es tu cliente ideal y qué necesita sentir al verte por primera vez?
- ¿Qué valor principal de tu marca (confianza, innovación, experiencia) debe respirar tu retrato?
- ¿Dónde va a vivir esta imagen? No es lo mismo un retrato para un perfil de LinkedIn que para la solapa de un libro o un congreso internacional.
Paso 2: La Sesión. Creamos el Ambiente. Ahora sí, pasamos al estudio. Pero mi objetivo aquí no es que "poses". Mi objetivo es que te olvides de que hay una cámara. ¿Cómo? Dirigiendo. La dirección no es "baja la barbilla, gira un poco". Es conversar, es encontrar temas que te apasionen, es crear un ambiente de trabajo profesional pero relajado. Mi trabajo es quitar de en medio la tensión, la incomodidad y la pose forzada hasta que solo quede lo esencial: tú, en tu faceta profesional. La expresión que buscamos no se fuerza, aparece como consecuencia de un ambiente de confianza.
Paso 3: La Luz. Esculpimos el Mensaje. solo cuando tenemos la intención clara y el ambiente adecuado, entra en juego la herramienta final: la luz. La luz es el pincel del fotógrafo. No la uso para inventar una ficción, sino para enfatizar la verdad que ya hemos decidido contar. Es la responsable de traducir una emoción en un lenguaje visual universal.
- Para el profesional que necesita generar confianza, utilizo una luz suave y abierta. Elimina sombras duras y comunica transparencia, honestidad. Es una luz que invita a la conversación.
- Para el directivo que debe proyectar liderazgo, opto por una luz más definida. Crea volúmenes, estructura y un contraste que transmite foco, determinación y carácter.
- Para la marca que busca diferenciarse, podemos romper las reglas. Usamos la luz para crear siluetas, perfiles o composiciones que se salgan de lo convencional, reflejando así un espíritu innovador.



Si estás listo para dejar de "posar" y empezar a comunicar de verdad, hablemos. El primer paso, esa conversación inicial para definir tu proyecto, es la base de todo.