Volver a mirar con otros ojos: cuando un fotógrafo se va de vacaciones (y se lleva la cámara).
Me fui de vacaciones y me llevé la cámara. Podría acabar ahí este artículo, pero hay una historia detrás que creo que puede servirte si trabajas en algo creativo. Pasé unos días en la costa norte de España, entre Galicia y Asturias. Un lugar donde el tiempo se vuelve más lento, el aire más limpio y la luz... bueno, la luz se porta de maravilla. Y aunque llevaba la cámara, esta vez no era para un encargo ni para un proyecto. Era solo porque me apetecía. Porque la tenía a mano. Porque no podía no hacerlo.
⚡ Fotografiar por placer cambia todo Normalmente, mi rutina como fotógrafo implica horarios, entregas, decisiones rápidas, buscar la toma perfecta en tiempo récord. Pero en este viaje, no había mapa ni reloj. Fotografiar sin presión, sin objetivos, fue como recordar por qué empecé. Me devolvió la curiosidad, la paciencia, el disfrute del detalle. Esta foto, por ejemplo, nació en uno de esos momentos: Sin prisa, sin pensar si era "buena" o "vendible". Solo porque el paisaje y la luz lo pedían. Y eso también es descanso.
💡 Cambiar el canal (no apagarlo) Si tu trabajo es creativo, esto te va a sonar: llega un punto en que todo se repite, te saturas, y hasta lo que te apasionaba se vuelve rutina. Mi consejo es simple: cambia el canal. No lo apagues.
- Haz lo tuyo, pero con otro ritmo.
- Con otra intención.
- Sin la obligación de que sirva para algo.
🚀 Volver distinto Este viaje no me transformó, pero me reordenó. Me recordó que la pasión sigue viva cuando le damos espacio para respirar. Así que te invito a mirar algunas de las fotos que hice en este viaje, y a pensar en qué podrías hacer tú para resetear tu mente creativa. → Y si te pasa lo mismo, si encontraste una manera distinta de reconectar con lo tuyo, cuéntalo. Entre todos, aprendemos a no apagar esa chispa.
